Otros sabrán de mí

Hablo a la niña que un día fui

Yo no sé qué decirte.
La historia esconde extraños laberintos
detrás de sus paredes.
Nacemos, caminamos, nos recoge la tierra
(la tierra guarda muertos que nunca creerías).
Cruzarás una puerta, la llamarás «futuro»
y no podrán seguirte los que tanto te aman.
Yo no sé qué decirte; todo esto es inútil.
¿Nunca has pensado que también se mueren
las estrellas?

Meditación para
el final del día

Nadie quiere reconocerse en el silencio.
La ciudad es un grito que ahoga la derrota
y en el margen del río inacabado
siembran nostalgias los viejos soñadores.
Buscamos respirar como si nos cegara el aire,
elevarnos deprisa sobre las multitudes,
trabajar con desgana para besar el mar
que desde la distancia nos azota con sirenas celestes.
Y cuando el día, ya decrépito,
hunde el cabello rojo en el crepúsculo,
nos callamos al fin, miramos nuestro cuerpo
y no reconocemos más que otra larga sombra,
otra voz que no puede arañar las paredes
y muere como un triste campanario olvidado.

© Otros sabrán de mí, 2023