Mikel Erentxun desde la silla del Price

Mikel Erentxun en el Teatro Circo Price el 8 de julio

El pasado miércoles 8 de julio tuve ocasión, una vez más, de contemplar al gran Mikel Erentxun en directo en el madrileño Teatro Circo Price. La primera vez que lo vi allí fue en noviembre de 2013, pero entonces iba acompañado de Diego Vasallo, el segundo integrante del dúo Duncan Dhu. Tras doce años separados, Erentxun y Vasallo volvían a la carga con un nuevo y sensacional álbum: El duelo. Lo recuerdo como un concierto memorable. Había llegado con mucho tiempo para poder encontrar sitio cerca del escenario, en la pista. Porque entonces aún existía la pista del Price. La gente se empujaba, bailaba, coreaba los temas…

Pero el miércoles, una marabunta de sillas había colonizado lo que antes fuera la pista del Teatro Circo. El concierto formaba parte de la gira por el nuevo álbum de Erentxun en solitario: Corazones, publicado en la primavera de 2015. Un poco frustrados, tomamos asiento en los sitios que nos habían asignado, como si en vez de un concierto de pop-rock estuviéramos allí para deleitarnos con una orquesta filarmónica.

Interior del Teatro Circo Price tras la reforma donde se han implantado las sillas en la pista

En realidad, el concierto estaba planificado originalmente para finales de abril, en lo que antaño fuera el Teatro Joy y que hoy ha sido relegado como discoteca y sala de conciertos. Cuando muchos ya teníamos compradas las entradas, nos comunicaron por teléfono que esos entes abstractos y remotos que se encargan de organizar los conciertos de los artistas habían decidido insertar la actuación de Mikel en el ciclo madrileño de espectáculos Veranos de la Villa, aplazándolo al 8 de julio y trasladándolo de la Joy al Price.

Me sienta muy mal que me cambien las fechas de algo que ya está organizado –y no un día o dos; no: tres meses-. Pero peor me sentó encontrarme con aquellas filas de sillas estratégicamente colocadas para que a nadie se le ocurriera desmelenarse.

Y como si las filas de sillas marcaran el comienzo, Erentxun empezó excesivamente tranquilo, versionando su precioso tema “A un minuto de ti” con resultados, en mi opinión, poco favorables. Después llegaron los temas del nuevo álbum, para los cuales utilizaba ocasionalmente un micrófono que robotizaba su voz y que resultó un auténtico desacierto, porque contribuía a restar esos matices melancólicos y temblorosos tan característicos del cantante, que son los que le aportan personalidad a su voz.

Esta ausencia de melancolía, de contrastes agridulces, nostálgicos, se apreció principalmente en el que considero uno de los mejores temas del donostiarra: “Cartas de amor (cuando ya no hay amor)”, que fue cantada sin alma y que utilizó para lucir su técnica de guitarra eléctrica, sobre todo. Después de haber escuchado a Erentxun cantar la misma canción hace unos años en la inauguración de la FNAC de Azca, puedo afirmar que Mikel es capaz de emocionar a su público con la versión en directo del tema. Pero, tal vez, en esta ocasión trató de sumarse a un estilo más “electrónico” que, por mucho que se empeñe, no es el suyo, y que le resta toda su personalidad musical.

La gente comenzó a recibir las canciones con aplausos tranquilos y voces sosegadas, pero, a medida que fue avanzando el concierto y ante los impulsos del propio Erentxun –“¡Podéis levantaros…!”-, la animación se incrementó en la medida en que las consabidas filas de sillas lo permitieron, siendo el punto culminante aquel en el que el público comenzó a corear el nombre de uno de los músicos de Mikel, Paco, y a Erentxun le dio un ataque de risa en mitad del escenario.

Portada del álbum Corazones, publicado en 2015

La calidad del directo aumentó en algunos temas de Corazones y fue muy buena en “Ojos de miel”, la canción que dedicó a su hija Siena. En esta crónica es necesario añadir que Corazones es un álbum un poco distinto a los anteriores de Mikel en solitario y, desde luego, a los de Duncan Dhu. En él se puede apreciar la influencia de sus admirados Beatles y, en especial, de los aportes electrónicos del tema “A Day In The Life”, que deja un poso importante en la sexta canción del álbum de Erentxun, “As de corazones”. El tono del disco, en general, es más tranquilo, evocador y dichoso que los anteriores: hay canciones dedicadas a sus hijas, a su mujer… Es un trabajo que refleja la madurez emocional de un padre de familia que ha encontrado el sosiego necesario en su vida sentimental y trata de introducir nuevas técnicas en las habituales.

Otros seguimos prefiriendo al Erentxun alocado y presleniano, que recorría ciudades de paso sin detenerse en ninguna más que para encontrarse alguna vez con algún amor platónico, roto en un pasado tormentoso y dañino, pero inspirador. A ese Erentxun que se quejaba de tener ya “treinta años y ni un gramo de madurez”. El que este mismo verano sobrecogía al público con una imitación de Elvis en el escenario de las fiestas de San Sebastián de los Reyes…

Tampoco puedo decir que se quedara parado en este concierto del Price, desde luego. Mikel hizo gala de su carisma y de ese brote de showman que le recorre y que nos deleita a sus seguidores. Pero, en general, me faltó emoción. Quizá es que, simplemente, un concierto de rock no puede verse desde una silla…

Duncan Dhu regresa a Madrid

Ayer, 11 de noviembre de 2013, tuve ocasión de asistir al concierto que el grupo Duncan Dhu celebró en el Teatro Circo Price de Madrid, en su gira inaugural de regreso a los escenarios tras doce años separados. El dúo donostiarra, formado por Mikel Erentxun y Diego Vasallo, estrena este año nuevo disco, titulado El duelo, una auténtica demostración de talento poético y musical que supone la excepción a ese refrán tradicional que dice: “Segundas partes nunca fueron buenas”.

El grupo Duncan Dhu en el Teatro Circo Price de Madrid
El grupo Duncan Dhu en el Teatro Circo Price de Madrid

Música de Elvis y mucha expectación durante la espera que precedió la llegada del grupo. El Price estaba a rebosar, a pesar de tratarse del segundo concierto consecutivo de la banda en Madrid. Para el primero, que tuvo lugar el domingo día 10, se habían agotado las entradas prácticamente desde septiembre. Ante la justificación que muchos esgrimirán: «¡nostálgicos!», yo insisto en que, con el panorama musical existente ahora mismo en España, unos grandes músicos y letristas como Erentxun y Vasallo son capaces de insuflar nuevas energías y demostrarnos que no nos hallamos, como a muchos se nos ocurre pensar de vez en cuando, en la decadencia cultural más absoluta. Y eso a la gente que posee un cierto gusto musical le agrada. El grueso del público estaba formado por treintañeros y cuarentañeros con muchas ganas de marcha, pero también los había mayores y más jóvenes. Duncan Dhu, desde luego, se pueden considerar «viejas glorias», puesto que en su primer período de actividad -que fue de 1984 a 2001-, consiguieron un single del año con el tema «Cien gaviotas» en 1985 y lograron situarse a la cabeza de los grupos con más ventas en 1987, gracias a su álbum El grito del tiempo, que incluía su archiconocido «En algún lugar»:

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Un sencillo cartel de luces rojas sobre fondo negro con el nombre de la banda dio paso a la llegada del dúo al escenario, firmemente jaleado por el público. Erentxun vestía una chaqueta muy al estilo rockabilly, que no tardó en quitarse, para mostrar una camiseta negra de manga corta y un chaleco del mismo color. Vasallo, mucho más sobrio, apostó por su habitual atuendo de camisa y chaleco oscuros, con corbata. El concierto comenzó con el single de su nuevo disco: «Cuando llegue el fin».

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Música de banjo y un alegre tono country como telón de fondo para un auténtico poema en forma de canción que hizo vibrar al Price. En él resulta reconocible la antigua chispa de la banda, más que en el resto de temas del nuevo álbum, que son mucho más melódicos y menos encendidos. Títulos como «No dejaría de quererte», «El duelo», «Los días buenos», «Llora, guitarra» o «La última canción»; todos ellos caracterizados por un intenso lirismo que otorga a la banda una indiscutible madurez musical. No en vano Duncan Dhu, el nombre elegido por Mikel, allá en los ochenta, está muy relacionado con la literatura. Escribí al respecto un artículo, titulado «El regreso de Duncan Dhu».

El grupo Duncan Dhu en el Teatro Circo Price de Madrid
El grupo Duncan Dhu en el Teatro Circo Price de Madrid

A lo largo del concierto, interpretaron las seis canciones que componen El duelo. Como Mikel no dejó de reconocer en todo momento, Diego Vasallo ha estado muy implicado en la composición de las letras de este nuevo álbum. Erentxun describió «La última canción» como «la mejor letra que Diego ha escrito nunca», logrando un apasionado aplauso del público, que coreaba: «Diego, Diego…». Lo cierto es que Vasallo se mantuvo en un humilde segundo plano durante el concierto, sonriendo tímidamente y dejando todo el palabreo a su compañero, con el que demostraba una complicidad que solo es capaz de lograrse con muchos años de experiencia juntos. Vasallo es más compositor que cantante, como demostró en los temas en los que actuó de solista, con una voz enronquecida que únicamente ganaba cuando se le añadía la luminosidad de la de Mikel en los estribillos. Justo es reconocer que, juntas, las dos voces creaban un efecto muy cuidado, ya que cada una se sitúa en un extremo.

Diego Vasallo en el teatro Circo Price de Madrid
Diego Vasallo en el Teatro Circo Price de Madrid

Mikel Erentxun se confirmó como el alma del grupo. Carismático, alegre, luminoso -una especie de polo opuesto a Diego Vasallo-, que sigue conservando la voz juvenil y melódica de la primera época y la capacidad para levantar pasiones entre el público. El momento en el que interpretó «La barra de este hotel» -una canción que definió como tributo a Elvis, el ídolo de juventud de Vasallo y suyo- fue especialmente emocionante, ya que se marcó un baile exuberante a la manera de «El Rey» -se podría decir que sólo le faltaba el traje blanco y el tupé- que sorprendió a la sala, sobre todo después de tener noticia de que, en los últimos meses, el cantante ha padecido problemas de corazón que le han mantenido un tiempo alejado de los escenarios.

Mikel Erentxun en el teatro Circo Price de Madrid
Mikel Erentxun en el Teatro Circo Price de Madrid
Mikel Erentxun en el Teatro Circo Price de Madrid
Mikel Erentxun en el Teatro Circo Price de Madrid

Además de los temas del nuevo álbum, la banda hizo un repaso por toda su discografía, que incluyó grandes clásicos como «A tientas», «La casa azul», «Palabras sin nombre», «Rosa gris» o la conmovedora «No puedo evitar pensar en ti». «En algún lugar» quedó como la última interpretación antes del largo bis, en el que incluyeron cuatro grandes éxitos que hicieron rugir al público: «Esos ojos negros», «Cien gaviotas», «Jardín de rosas» y un ultimísimo «Mundo de cristal», después del cual el dúo, junto al resto de la banda, se despidió de la capital española, poniendo el broche a lo que Erentxun describió como «un fin de semana mágico» en Madrid.

Una noche memorable, sin duda, y la esperanzadora promesa de que no está todo perdido para el panorama musical español.

Duncan Dhu durante la grabación de el nuevo álbum, "El duelo"
Duncan Dhu durante la grabación de el nuevo álbum, «El duelo»