Cuando desaparece el yugo de la hora en que desalojar la sala, pueden brotar las sensaciones más felices de nuestro cuerpo; también, como es el caso, recordándolas. La casa madrileña de la editorial Huerga y Fierro tiene esta propiedad emergente: ofrecer uvas, queso y una masa tierna de dulce a quien disfrutamos alargando la conversación, a fuego lento hasta la noche, en la fragua de la literatura, con tantos libros y herraduras, armas, en los anaqueles de alrededor.

Semanas antes, habíamos asistido a la presentación del libro De las horas sin sol de la autora Marina Casado, que ahora en mi memoria firma a los interesados sucedidos en una cola expectante. La convención de los minutos poéticos no se alargó en exceso y a las ocho, con el despeje del brumoso cielo, una treintena de personas colocaban…
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