Con José Macías en «Se buscan locos por la cordura»
Hace unas semanas, fui entrevistada por el periodista José Macías para el programa «Se buscan locos por la cordura», de Canal 33. La entrevista tuvo lugar en un templo madrileño del flamenco, Villa Rosa, frecuentado en su día por personajes de la talla de Arturo Barea, que lo menciona reiteradamente en su magnífica La forja de un rebelde.
Hablamos sobre mis obras y sobre aspectos tan chorpatélicos de mi biografía como la creencia en meteoritos que detengan el tiempo o el noble arte de la heladología.
Os dejo aquí el vídeo de la entrevista. Yo ocupo los primeros treinta minutos. Espero que disfrutéis con ella, porque es mi primera incursión (y espero que no la última) en la tele…
Esta noche, os recomiendo visitar la web Experiencias literarias, cuyo equipo realiza una magnífica labor por la difusión de la cultura, entrevistando a nuevos talentos.
Hoy me han entrevistado a mí. La entrevista ha corrido a cargo de Carlos Desán, un enamorado del arte, muy polifacético, que también dirige la página Ochenta’s, centrada en las décadas doradas del pop-rock.
Ha sido una entrevista completísima en la que hemos tocado muchos temas: desde mis dos poemarios, pasando por mi faceta rockera, hasta llegar a algo tan irreverente como… el marinismo.
Las grandes estrellas del rock son, en parte, herederas de la rebeldía marginal de los poetas simbolistas franceses. Entre ellos, la figura de Arthur Rimbaud (1854-1891) se erige como el referente supremo, por su modo de enfocar la existencia, de supeditarla al arte, de desangrarse en su poética y vivir por y para ella, aunque esta elección le supusiera adentrarse conscientemente por un sendero autodestructivo y trágico. Rimbaud, apodado l’Enfant Terrible, escribió la totalidad de su fascinante y precoz obra poética antes de cumplir los diecinueve años, edad a la que abandonó la escritura, demostrando que su inspiración era más instintiva que formal. Para él, la poesía no constituía un entretenimiento estético o una vía de escape, sino aquello a lo que debía dedicar su esfuerzo vital.
Van Morrison, el «León de Belfast»
A la hora de citar a los grandes rockeros influidos por el poeta, surge inmediatamente la figura de Jim Morrison, de la que tanto he hablado. Otro Morrison, distinto al líder de The Doors, también bebió de Rimbaud para escribir sus letras. Me refiero al cantautor norirlandés Van Morrison, popular en las décadas de los sesenta y los setenta por mezclar en su música géneros como el jazz, el country y el blues. Siendo aún líder de la banda Them, alcanzó la fama en 1965 con el tema “Gloria”, que después popularizarían otros artistas como The Doors o Patti Smith. Ese mismo año comenzó su carrera en solitario, llegando a publicar hasta la fecha treinta y nueve álbumes, entre los directos y los de estudio. Hay entre ellos un tema que, ya desde el título, constituye un homenaje explícito a Rimbaud: “Tore Down a la Rimbaud” –“Derribo a la Rimbaud”-, que forma parte del álbum de 1985 A Sense of Wonder –“Un sentido de la maravilla”-. El propio Van Morrison confesó que, en el momento de escribir la letra, atravesaba un período de sequía creativa y, sólo después de leer en una biografía de Rimbaud que este poeta había dejado definitivamente la poesía a muy temprana edad, se sintió inspirado para escribir “Tore Down a la Rimbaud”. Leamos la traducción:
Me mostró las imágenes en la galería, me mostró las novelas en el estante. Puse mis manos sobre la mesa, me otorgó el conocimiento acerca de mí mismo. Me mostró visiones, me mostró las pesadillas, me dio los sueños que nunca terminan. Me mostró la luz del túnel cuando se hizo la oscuridad en todo mi alrededor.
Y yo estaba allí, simplemente. Derribo “a la Rimbaud”. Y me gustaría que mi mensaje viniera. Derribo “a la Rimbaud”; ya sabes, me llevó algún tiempo. Ya sabes, me llevó algún tiempo.
Me mostró la forma y los movimientos, me enseñó lo que significa ser, Me otorgó días de devoción profunda, me mostró cosas que no puedo ver.
[..]
Me mostró diferentes formas y colores, me enseñó muchos caminos diferentes, me dio instrucciones muy claras cuando yo estaba en la noche oscura del alma.
La letra habla de la inspiración literaria, de la sequía creativa que el propio Morrison experimentó, del papel revitalizador que cumplió Arthur Rimbaud, devolviéndole su creatividad al descubrirle nuevos e inimaginables puntos de vista. El “derribo a la Rimbaud” es una metáfora que representa el fin de esa barrera, de esa sequía productiva, gracias al fuego aportado por el joven francés. Como curiosidad, hay que añadir que en esta canción también hallamos una referencia al poeta místico del Renacimiento español San Juan de la Cruz, en el verso donde se menciona la “noche oscura del alma”.
Enigmático y distante, Van Morrison es considerado por gran parte de la crítica como la mejor voz blanca de todos los tiempos. La revista Rolling Stone lo sitúa, junto a Bob Dylan y Neil Young, en el trío de los músicos contemporáneos más influyentes.
Ilustración de John Tenniel para la primera edición de Alicia en el País de las maravillas
Hoy cumple 150 años uno de mis libros de cabecera: Las aventuras de Alicia en el País de las maravillas, que fue publicado el 26 de noviembre de 1965 por Charles Lutwidge Donson, más conocido como Lewis Carroll.
La novela de Carroll –junto con su secuela, A través del espejo y lo que Alicia encontró allí, de 1871– es hoy en día una de las obras literarias que más adaptaciones ha originado, en todos los ámbitos: cine, series, libros, videojuegos… Incluso yo misma me he basado en los mundos oníricos de Alicia para componer la segunda parte de mi primer poemario, Los despertares, publicado en 2014 por Ediciones de la Torre.
En ese mismo año publiqué un estudio sobre la relación del universo carrolliano con el rock universal, una amistad profundamente enraizada y que forma parte de mi ensayo El barco de cristal. Referencias literarias en el pop-rock (Líneas Paralelas, 2014).
La banda de rock más popular de todos los tiempos, The Beatles, se inspiró en la literatura de Carroll, más concretamente en A través del espejo, para crear dos de sus canciones más complejas y surrealistas, “Lucy In The Sky With Diamonds” y “I Am The Walrus”. Respecto a la primera parte, Alicia en el País de las maravillas, fue trasladada al rock psicodélico de la mano de Jeffersson Airplane en pleno Verano del Amor, en el año 1967.
La banda sesentera de rock psicodélico Jeffersson Airplane
En 1967, lanzarían su segundo álbum, el que les granjeó fama internacional: Surrealistic Pillow, que alcanzó el número tres –después de Sargeant Pepper’s Lonely Hearts Club Band, de The Beatles, y Forever Changes, de Love– del Verano del Amor, un célebre festival hippie celebrado en San Francisco ese año, donde también estuvieron presentes The Doors, Jimi Hendrix, Pink Floyd y Janis Joplin.
Surrealistic Pillow incluye los dos grandes éxitos de Jefferson Airplane: “Somebody to Love” y “White Rabbit”. Esta última se considera uno de los himnos del rock psicodélico por excelencia. Fue escrita por Grace Slick, vocalista de la banda, en 1966, cuando aún no se había integrado en Jefferson Airplane y tenía su propio grupo: The Great Society, incorporándola después al que fundó Balin. El título “White Rabbit” remite al personaje del Conejo Blanco, el mayordomo de la Reina de Corazones: un conejo parlante de ojos rosados, con chaleco y un reloj de bolsillo al que también alude la canción. La frase “¡Llego tarde!” es la que más repite el animalito a lo largo de toda la obra, mientras mira compulsivamente el reloj. Representa la temporalidad en un mundo onírico que carece de ella.
El Conejo Blanco en la adaptación cinematográfica de Walt Disney Alicia en el País de las maravillas (1951)
En la letra, Slick alude metafóricamente, por medio de personajes y visiones carrollianas, al mundo onírico producido por el efecto del LSD, una droga psicodélica que triunfó entre el colectivo hippie de la década de los sesenta:
Una pastilla te hace más grande
y una pastilla te hace pequeño,
y las que te da tu madre
no hacen absolutamente nada.
Vete a preguntar a Alicia
cuando mide diez pies de altura.
Y si vas persiguiendo conejos
y sabes que vas a caer,
diles que una oruga fumadora de narguile
te ha llamado.
Llama a Alicia
cuando aún era diminuta.
Uno de los hombres del tablero de ajedrez.
se levanta y te dice a dónde ir,
y tú te acabas de comer algún tipo de seta
y tu mente se mueve a duras penas.
Vete a preguntar a Alicia;
creo que ella comprenderá.
Cuando la lógica y la proporción
mueren de forma descuidada
y el Caballero Blanco
está hablando al revés,
y el grito de la Reina Roja:
«¡Que le corten la cabeza!»,
recuerda lo que dijo el Lirón:
“Alimenta tu cabeza,
alimenta tu cabeza”.
En vez de un jarabe o un pastel, en la letra de Slick son pastillas –de LSD, se entiende– las que hacen crecer o disminuir de tamaño. Además de al Conejo Blanco, se menciona a la oruga fumadora de narguile que aconseja a Alicia y le ofrece una seta que puede volverla más grande o más pequeña, dependiendo del lado por el que muerda, y a la Reina de Corazones, obsesionada con decapitar a sus súbditos. También al Lirón que aparece en el capítulo séptimo de la novela, merendando junto al Sombrerero Loco y a la Liebre de Marzo. Slick consigue crear una revisión del clásico de Carroll en la que Alicia tiene todas sus visiones por efecto de una pastilla de LSD.
Alicia merendando con el Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo en la adaptación de Disney
Hay muchos más ejemplos de inspiración carrolliana en el rock universal, como la visión siniestra y fúnebre de Marilyn Manson: gran parte de su discografía representa una revisión del clásico en la que introduce elementos como la muerte, el suicidio y el asesinato: elementos inversos al universo infantil planteado por Carroll. Si Carroll nos ofrece el sueño, Manson lo transforma en pesadilla.
En mi ensayo El barco de cristal desarrollo los temas de Marilyn Manson que contienen referencias a Alicia, así como otras bandas y artistas de rock español –entre ellos, resulta destacable Enrique Bunbury– que también han versionado la novela y su secuela. El mundo de Alicia resulta muy recurrente en un género musical tan creativo como el rock, en el que la imaginación juega un papel esencial.
Llega septiembre y el verano se marchita lentamente. Y los Doors consiguen definir, de nuevo, el momento:
[…] Morning found us calmly unaware, noon burned gold into our hair. At night, we swam at laughin’ sea. When summer’s gone, where will we be?
Summer’s almost gone, summer’s almost gone. We had some good times, but they’re gone. The winter’s comin’ on, summer’s almost gone.
.
Pero septiembre también guarda sus cosas buenas. Por ejemplo, el comienzo de la nueva temporada de El Marcapáginas, que tendrá lugar hoy, a las 21:00 horas. Por si no lo conocéis, es el programa cultural más fresco de las ondas, en el que se tocan todos los palos de la cultura -literatura, música, pintura, filosofía…- con entrevistas a grandes personalidades culturales y debates entre los mayores expertos en cada tema… Está dirigido por el excelente periodista y filólogo David Felipe Arranz y se sintoniza en la cadena Gestiona Radio.
Así que ya sabéis, sintonizad cada viernes Gestiona Radio de 21:00 a 23:00 horas, o entrad en la página de El Marcapáginas. También lo podéis seguir por Twitter y Facebook. Y los sábados, se repite de 23:00 a 1:00.
Ah, y yo tengo la suerte de colaborar. Me encontraréis algunos viernes a cargo de la sección de El Barco de Cristal, donde relaciono el rock clásico con la literatura. Hoy no toca, pero tenemos muchas más secciones fascinantes y a mí me podréis oír en la Revista de prensa, comentando las noticias culturales de la semana… ¡como la retirada de Little Richard!
En El Marcapáginas, a bordo de El Barco de Cristal, mi sección de rock y literatura
Ruego que si a alguien le ha pasado y sabe cómo poder recuperar la contraseña por otra vía alternativa, se ponga en contacto conmigo… Tengo esos blogs desde 2008, y me había hecho con ellos un huequecito en la red. Les he cogido mucho cariño y hay mucha gente que los sigue, y ni siquiera puedo publicar un aviso contando lo que ha pasado para redirigirles a éste.