“11 aforistas a contrapié”: la realidad hecha mosaico

“Como dinosaurio inadvertido, una amanecida la perplejidad estaba ahí. Un misterioso virus confinó en casa miedos e incertidumbres y despobló aceras con efectividad arbitraria”.

Podría ser el comienzo de un relato –con guiño a Monterroso incluido–, pero es la “Nota final” de la antología 11 aforistas a contrapié, en la que José Luis Morante, responsable de la edición, selección y prólogo, describe las circunstancias en las que se fraguó la obra. Una pandemia y el salvavidas emocional de la cultura: la música, los libros, nos permitieron olvidarnos por momentos de que vivíamos una película de ciencia ficción –o “ciencia-aflicción”, que diría Ángel González– que no se ha terminado. Y mientras el mundo se derrumbaba, José Luis Morante reunió pequeños fragmentos de realidad poetizada en este libro que José María Cumbreño, director de Liliputienses, ha editado con mucho mimo. El resultado es un mosaico de miradas y colores que, juntos, iluminan este presente desconcertante.

Vivimos buenos tiempos para el aforismo, ese digno heredero de las greguerías ramonianas. Las redes sociales que tanto criticamos, con su formato de espacio limitado, han contribuido a expandir lo “micro”. Microrrelatos, haikus, aforismos. Hay muchos ejemplos de mediocridad en estos géneros, pero no se trata de algo exclusivo de ellos. También ocurre en la novela desde tiempos inmemoriales. ¡Qué maravilla cuando leemos un aforismo bien escrito, como un certero dardo apuntando al corazón! Y así, van aflorando también los estudios sobre el género, como este de José Luis Morante que encabeza el libro y alude a la obra de los once aforistas que ha seleccionado, cada uno de ellos con sus características particulares.

José Luis Morante sabe bien de lo que habla, porque él mismo es un gran aforista, como demostró en 2019 con su obra A punto de ver, una recopilación de haikus y aforismos publicada en la editorial Polibea. En el estudio preliminar de 11 aforistas a contrapié, comenta la multidimensionalidad del aforismo: “Evidencia sombras, contradicciones, paradojas. Expande rutas hacia interpretaciones abiertas”. El aforismo, para él, parte “de una voluntad de autoconocimiento”; requiere lucidez e inteligencia, pero también silencio y subjetividad. Se relaciona con otros géneros y “aglutina estampas vitales, sustratos de la memoria, reflexiones críticas y reflejos de una identidad sucesiva y cambiante”.

A continuación, realiza un certero análisis de cada uno de los once aforistas presentes en la antología y de su aportación al género:

1) Luis Felipe Comendador: la ironía y la disidencia contra el orden social establecido son sus marcas personales.

“La dignidad del sueño radica en que somos capaces de crearlo, pero somos incapaces de dominarlo”.

2) Karmelo C. Iribarren, que busca el autoconocimiento a través de escenas cotidianas y fotografías de instantes.

“No me gusta cerrarle la puerta a nadie, pero prefiero que el mundo se quede fuera”.

3) Elías Moro y su recorrido por la memoria, la temporalidad, la metaliteratura.

“Nuestra niñez fue en el pasado el futuro de nuestros padres”.

4) Mario Pérez Antolín, con sus contradicciones que muestran “el carácter efímero de un sistema de valores”.

“Nuestro peor enemigo es el tedio; con tal de no caer en sus redes, somos capaces de convertir la crueldad en un divertimento”.

5) Felix Trull, alter ego de José Luis Trullo, reflexiona acerca de la duda.

“Podría escribir horas y horas en torno a la duda, y no lograría sofocar la sensación de estar haciéndolo alrededor de un trono vacío”.

6) Ana Pérez Cañamares busca la hondura y la verdad en un mundo cambiante y engañoso.

“Ser bueno no es suficiente para ejercer la bondad. Para ello es necesario, además, ser valiente”.

7) José María Cumbreño, además de ser el responsable de la edición, forma parte de los once aforistas seleccionados. El suyo es un intento de cuestionar las apariencias y lo convencional.

“Primera medida contra la injusticia: quitarle a la ropa todos los bolsillos”.

8) Luis Arturo Guichard y su “sondeo en los procesos del lenguaje” con clara conciencia temporal.

“Escribir: uno que da manotazos en la bruma. Vivir: los pájaros que aletean en la bruma sin tocarla”.

9) José Antonio Olmedo López-Amor, firme oponente al pragmatismo y a la deshumanización del presente.

“Esencia del capitalismo. Cuando al cristalero le hace falta dinero le regala a su hijo un tirachinas”.

10) Rosario Troncoso, que con sus “relámpagos”, emotivos e intimistas, analiza lo cotidiano desde una particular sensibilidad.

“El único dolor es el hueco. Esta suma implacable de desaparecidos”.

11) Sihara Nuño, que incide en esa indefinición genérica que señalaba José Luis Morante al hablar del aforismo.

“La mente también nos hace zancadilla. Tropiezo con el futuro”.

A través de todos estos fragmentos que, bajo la luz de la reflexión y la poesía, desgranan la realidad, el lector alcanza una mirada más profunda de la misma: inteligente, motivadora, sorprendente. Los once autores, capitaneados por José Luis Morante, forman una pléyade cautivadora de analistas de emociones, tarea muy necesaria para no caer en el mal de estos tiempos: quedarnos en la superficie.

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