«Los despertares» vuelven a la Feria del Libro de Madrid 2015

Ayer, viernes 5 de junio, regresé a la Feria, una vez más como autora. Recuerdo cuando, solo dos años atrás, estaba al otro lado, mirando a los escritores que se sentaban en las casetas a firmar sus obras, pensando que, algún día, yo también estaría allí.

Y como muestra de que algunos sueños se hacen realidad, allí he estado, por segundo año consecutivo, gracias a Los despertares, mi primer poemario, publicado por Ediciones de la Torre en 2014. Fue una tarde entrañable, firmando libros junto al también poeta Ch. Abada, autor de los poemarios Un hombre busca a una mujer y Diario de una mujer requerida.

Gracias, en primer lugar, a José María de la Torre, por apostar por mi poesía en estos «malos tiempos para la lírica», que diría la canción, y por ofrecerme siempre su sabiduría de la vida. Gracias también a los que os pasasteis por la caseta y a todos los que no pudisteis pasar, pero me apoyáis siempre de manera incondicional.

Y para aquellos interesados en comprar Los despertares, el poemario estará disponible, durante toda la Feria del Libro, en la caseta 228 de Ediciones de la Torre, y también podéis comprarlo por Internet en este enlace.

Aquí os dejo unas fotos del evento, e iré añadiendo más según me vayan llegando:

Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2015
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2015
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2015
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2015
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2015
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2015
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2015
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2015
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2015
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2015
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2015
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2015
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2015
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2015
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2015
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2015

Supervivencias tribales en el medio literario

El título de un poema de Desolación de la quimera, de Luis Cernuda –Cernuda, ¡siempre Cernuda!- me inspiró a la hora de escribir esta humilde radiografía de la realidad. La escribo para todas aquellas almas inocentes que, como yo, tratan de abrirse camino por el laberíntico y envenenado “mundillo cultural”. No lo hago con la intención de desanimar a nadie, pero sí de poner en alerta.

Fotograma de El Padrino (1972), de Francis Ford Coppola
Fotograma de El Padrino (1972), de Francis Ford Coppola

Para que nos entendamos bien, el “mundillo cultural” madrileño –hablaré del madrileño, por ser el que conozco- funciona del mismo modo que las “familias” en la novela de Mario Puzo que dio origen a la famosa trilogía cinematográfica de Coppola: El Padrino. No voy a especificar quiénes serían los Corleone, quiénes los Tattaglia y en qué lugar quedarían los Barzini, los Cuneo y los Stracci. Pero, insisto: funciona exactamente del mismo modo. Luis Cernuda habló de “tribus”, concepto que serviría igualmente para explicar el mecanismo que rige el mundillo cultural y literario de la capital española.

En cada familia, hay un “Don” o “Padrino”, que se constituye como la estrella de una pequeña galaxia en torno a la cual giran una serie de planetas, algunos de los cuales poseen sus propios satélites. Ya lo ilustró en su día el brillante y finalmente errado Ernesto Giménez Caballero:

Dibujo de Ernesto Giménez Caballero
Dibujo de Ernesto Giménez Caballero

En el contexto interno de una “familia literaria”, todo funciona y avanza mediante un sistema de “favores”. El aspirante a nuevo miembro deberá realizar una serie de méritos para ser adoptado. Una vez dentro, la familia –y en especial, el Padrino- iniciará una protección sobre él que incluirá su participación en proyectos y una buena propaganda de sus habilidades. Esta será la cara amable. El novato se sentirá respaldado y motivado; creerá que, por fin, se valora su talento pero, un buen día, descubrirá que todo tiene un precio y que el que le piden, en este caso, es la independencia. Fidelidad rayana a la adoración y no salirse del rebaño. Y si se le ocurre tomar una decisión que no agrade al líder…

Bonasera, Bonasera, ¿qué he hecho yo para que me trates con tan poco respeto? Si hubieras mantenido mi amistad, los que maltrataron a tu hija lo habrían pagado con creces. Porque cuando uno de mis amigos se crea enemigos, yo los convierto en mis enemigos. Y a ese lo temen…

A partir de ese momento, todas esas amabilísimas personas que tanto le habían valorado y elogiado le dan la espalda de forma repentina y sin explicaciones, aunque con ellos no vaya la supuesta “ofensa”. Y eso, si tiene suerte de no ser lo suficientemente impertinente como para acabar encontrando una cabeza de caballo en la cama, claro está. Y entre la indiferencia y la cabeza de caballo, se encuentra la mala propaganda. Y aquí encajaría Georges Brassens con “La mala reputación”.

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Igual que en El Padrino, hay familias más poderosas y otras menos influyentes que dependen, en último término, de las primeras.  Dentro de la familia, hasta los individuos de menor peso se sentirán más poderosos que aquellos “exiliados” que, por una u otra razón, no pertenecen a ninguna. Aquí entra en juego incluso la descortesía: si no tienes importancia y no posees a nadie que te respalde, hasta los más insignificantes te humillan. Y ya puede ser bueno tu trabajo, que te pisarán sin ningún tipo de remordimiento. Después de todo, no eres nadie y no supones ninguna amenaza.

Una variante de este tipo de personajes los encontramos solamente las que somos mujeres y jóvenes. Qué frustrante es descubrir que, en algunos casos, interesa más tu persona que tu mayor o menor talento.

Fotograma de El Padrino (1972), de Francis Ford Coppola
Fotograma de El Padrino (1972), de Francis Ford Coppola

De esta forma, las tribus o familias se desplazan siempre en compaña y tienen sus lugares preferidos de reunión. Aparentemente, una amistad profunda los une, pero, si indagamos un poco, descubrimos que dichas amistades se basan en el interés, porque son amistades que no salen del ámbito y que se forjan tan rápido como se destruyen.

Personalmente, me considero una apasionada de la cultura, pero me siento muy orgullosa de moverme en círculos que no se reducen a un plano literario o intelectual. Tengo amigos ingenieros, economistas; amigos a los que no les atrae la lectura y otros que son personas inteligentísimas pero confiesan no entender un poema. Y, por supuesto, también cuento con amigos literatos con quienes intercambiar nuestros escritos y acudir a recitales y presentaciones.

Jamás voy a ser una persona gregaria. Y si eso supone no ascender en el mundillo cultural, que así sea. Lo más importante y lo que nadie me va a quitar nunca son las ganas de seguir escribiendo. En mi escasa experiencia, he encontrado alguna que otra persona que ha llegado lejos sin haber pertenecido a ninguna familia, que nunca ha renunciado a su independencia, a pesar de ganarse odios y enemistades. Personas que me han apoyado sin esperar nada a cambio, que han valorado mi trabajo y mi talento. Encontrar estas raras avis por estos mundos y submundos de la cultura constituye, desde luego, una tremenda motivación.

Aute en el Día Mundial de la Poesía de la UCM

“Presiento que tras la noche / vendrá la noche más larga”. Todos pensaron, en un principio, que estos versos correspondían a una canción de amor; yo incluida, cuando era niña y mis padres la ponían en el tocadiscos del salón. Fue la primera canción que me cautivó, que encendió en mi alma el veneno sugestivo y preciso de la música, esa chispa que te empuja a escuchar una y otra vez un tema y a sentir escalofríos con los acordes que preceden a la letra.

"Dedos virginales", Luis Eduardo Aute (1986)
«Dedos virginales», Luis Eduardo Aute (1986)

No era una canción de amor. Su autor, Luis Eduardo Aute (Manila, 1943), la escribió en 1975, cuando expiraba en España el régimen franquista y expulsaba sus últimos estertores de crueldad y represión. Disfrazó la canción de romanticismo para poder burlar a la censura, pero en realidad se trataba de un encendido alegato contra la pena de muerte. En 1975, fueron condenados a muerte dos militantes de ETA y tres del FRAP, y esta decisión conmocionó a la sociedad española. Años más tarde, Aute confesó que la letra de “Al alba” surgió del dolor por esas víctimas que, finalmente, fueron ejecutadas, a pesar de la profunda repulsa nacional. Conociendo la verdadera historia que se esconde tras la canción, algunas estrofas resultan precisas y estremecedoras:

Miles de buitres callados

van extendiendo sus alas,

¿no te destroza, amor mío,

esta silenciosa danza?

Maldito baile de muertos,

pólvora de la mañana.

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El pasado miércoles 18 de marzo tuve la oportunidad de escuchar al propio Aute a mi lado, cantando a cappella esta canción que tanto había escuchado de niña. Fue en el Paraninfo de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid, tras la entrevista que le hicimos Rubén Luengo, Sofía Nicolás y yo, durante la celebración del Día Mundial de la Poesía.

Aute, que acaba de publicar todas sus canciones en el volumen Claroscuros y otros pentimentos (Pigmalión, 2014), no concibe la distinción entre música y poesía: para él ambas realidades llegaron de la mano. Tampoco cree en el concepto de “cantautor” –antes prefiere, como él mismo confesó en la entrevista, el de “cantamañanas”-. Influido por Brassens, Brel y las obras de Paul Eluard en la década de los sesenta, sintió el influjo de la protesta social que embrujaba las letras de Bob Dylan, componiendo algunos de sus primeros temas, como aquel hondo y poético “Aleluya nº 1”.

Pero su pasión primera fue la pintura, que sigue cultivando, realizando numerosas exposiciones a nivel internacional. Aute es algo así como el artista integral, que toca todos los ámbitos: poesía, música, pintura, escultura… Y cine. El séptimo arte, que tiene un lugar preponderante en su obra musical –porque “toda la vida es cine y los sueños, cine son”-, también le ha atraído e inspirado, hasta el punto de dirigir varios cortometrajes y algún que otro largometraje.

El acto fue memorable: tras la entrevista, Aute leyó algunos de sus “poemigas” –una especie de greguerías- y se desató con una guitarra, improvisando “La belleza” y, para finalizar –y sin acompañamiento, esta vez-, “Al alba”. Para mí, fue una experiencia emocionante.

Con Luis Eduardo Aute, a la entrada del Paraninfo de la Facultad de Filología de la UCM
Con Luis Eduardo Aute, a la entrada del Paraninfo de la Facultad de Filología de la UCM

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A lo largo de la celebración del Día Mundial de la Poesía en la Universidad Complutense, hubo muchos más actos, conferencias, recitales y talleres, dirigidos por estudiantes de la universidad y poetas. Resultó una auténtica fiesta de la poesía, coordinada por Sergio Santiago y organizada por el Vicedecanato de Biblioteca, Cultura y Relaciones Institucionales de la Facultad de Filología, a cargo de José Manuel Lucía Megías. Un ejemplo para todas las universidades españolas: la demostración de que la poesía sigue viva, aunque Golpes Bajos afirmara ya en los ochenta que son “malos tiempos para la lírica”.

«El barco de cristal» en la Casa del Libro de Madrid

David Conte y Marina Casado durante la presentación de El barco de cristal en Casa del Libro
David Conte y Marina Casado durante la presentación de El barco de cristal en Casa del Libro

El pasado jueves 26 de febrero tuvo lugar la segunda presentación de mi libro, El barco de cristal. Referencias literarias en el pop-rock (Editorial Líneas Paralelas, 2014), en la Casa del Libro de Alcalá, en Madrid.  La presentación estuvo a cargo de David Conte, filólogo y profesor de la universidad Carlos III de Madrid que también siente fascinación por el rock.

A través de un ameno diálogo estructurado en tres grandes puntos –Romanticismo, fantasía y malditismo-, hicimos un repaso por la historia del rock y sus influencias literarias, comenzando con el consabido Jim Morrison, líder de The Doors, grupo cuyo nombre posee su origen en una obra de finales del siglo XVIII de William Blake, El matrimonio de Cielo e Infierno. La influencia de Blake también se deja ver en algunos temas de la banda, como “End Of The Night” (1965), inspirando directamente en su poema “Augurios de inocencia”.

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Del Romanticismo pasamos a los mundos oníricos de Alicia, el mítico personaje creado en 1865 por el británico Lewis Carroll, muy presente en el rock desde la década de los sesenta. Son famosas algunas reinterpretaciones, como la de Marilyn Manson, que le otorga tintes siniestros, o la de Jefferson Airplane, en pleno Verano del Amor, que en su tema “White Rabbit” (1969) contempló los mundos fantásticos de Alicia como una alegoría de las alucinaciones producidas por la droga hippie por excelencia: el LSD. También en España tenemos nuestras propias reinterpretaciones, como la de Enrique Bunbury, que en 1993 dio vida a una Alicia despistada, caprichosa e imaginativa en su tema “Alicia (expulsada al País de las maravillas)”.

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El malditismo ha sido una constante en la historia del rock, pero por detrás de esa rebeldía encontramos, en muchas ocasiones, una obra literaria. Es el caso de “Sympathy For The Devil” (1968), uno de los temas más famosos de The Rolling Stones, que encuentra su origen en la novela de Mijaíl Bulgákov El maestro y Margarita (1941), un regalo de la cantante y actriz Marianne Faithfull para Mick Jagger, el vocalista de los Stones. Otro caso es el de Barón Rojo, grupo de rock duro español surgido en los ochenta, y su reinterpretación de un famoso pasaje bíblico en “Hijos de Caín” (1985).

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Estos temas son algunos de los que forman parte de mi ensayo, un lugar de encuentro para el rock y la literatura. Fue todo un privilegio haberlo presentado el otro día en la Casa del Libro, y vuelvo a dar las gracias a mis lectores y a todos los amigos que acudieron para acompañarme, sin los cuales nada sería posible.

David Conte y Marina Casado en la presentación de El barco de cristal en Casa del Libro
David Conte y Marina Casado en la presentación de El barco de cristal en Casa del Libro