«Los despertares» en la Feria del Libro de Madrid

Firmando "Los despertares" en la Feria del Libro de Madrid 2014
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2014

Cada primavera, he pasado por la Feria del Libro de Madrid, instalada en el Parque del Retiro, preguntándome qué se sentiría al estar dentro de la caseta, firmando libros. Este año, con motivo de la publicación de mi primer poemario, Los despertares, al fin lo he podido averiguar. Los días 1 y 2 de junio estuve firmando ejemplares del libro en la caseta de Ediciones de la Torre, la número 228.

Lo cierto es que no me esperaba estar tan arropada. Fueron unas horas de reencuentros y emociones. Vinieron amigos y también otras personas a las que no veía desde hacía mucho y recordaba con cariño. Mejor que publicar un primer poemario es comprobar que hay tanta gente que me aprecia y que confía en mi obra, y que me apoya…

Gracias a mi editor, José María de la Torre, y a Lucía, que trabaja con tanta ilusión. Gracias a Iván, Almudena, Jelen, Gemma, David, Alexia, Juli, Luis, Paula, Sandra, Eric, Marta, Julia, Rob, Eva, Alberto, Alba, Fátima, Carlos, Irene, María, Lidia, Fer y Guille. Y a todos los que compraron un ejemplar sin conocerme, dando un voto de fe a una poeta principiante como yo. Y a aquellos que quisieran haber estado y finalmente no pudieron, pero no dejan de apoyarme desde el principio y de creer en mi poesía.

Firmando "Los despertares" en la Feria del Libro de Madrid 2014. Con el escritor Carlos Mora
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2014. Con el escritor Carlos Mora
Firmando "Los despertares" en la Feria del Libro de Madrid 2014
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2014
Firmando "Los despertares" en la Feria del Libro de Madrid 2014
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2014
Firmando "Los despertares" en la Feria del Libro de Madrid 2014
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2014
Firmando "Los despertares" en la Feria del Libro de Madrid 2014
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2014
Firmando "Los despertares" en la Feria del Libro de Madrid 2014
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2014
Firmando "Los despertares" en la Feria del Libro de Madrid 2014
Firmando Los despertares en la Feria del Libro de Madrid 2014

Para los que deseen hacerse con un ejemplar de Los despertares, podéis encontrarlo en la Feria del Libro hasta el 15 de junio, en la caseta de Ediciones de la Torre, número 228. También podéis comprarlo por Internet pinchando aquí.

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Aprovecho para anunciar que el día 17 de junio, a las 20:30 horas, tendrá lugar la presentación oficial de Los despertares en el pabellón de cristal del Café del Espejo de Madrid (Paseo de Recoletos, nº 31), con entrada gratuita. Leeremos poemas, hablaremos de literatura y tendremos ocasión de vernos y tomar algo todos juntos… en un ambiente de lo más modernista y finisecular. ¡Animaos! 

Mi primer poemario: «Los despertares»

La insigne gata Luna presentando mi primer poemario
La insigne gata Luna presentando, muy seria, mi primer poemario

La muerte metafórica de la Bella Durmiente constituye el nacimiento de esa Alicia que ha olvidado la forma y el color de sus sueños, que no espera un Beso de Amor porque prefiere coleccionar muchos besos y regalarlos al primer mendigo de lunas con el que se cruce, quizá para tratar de justificar por qué el Único, el Verdadero, nunca se produjo. Alicia no quiere volver a soñar cien años, esperando; se resiste a escapar cruzando al otro lado del Espejo. Alicia, dormida, volvería a ser la Bella Durmiente, a viajar por las tierras imposibles del País de las Maravillas.

Tengo el placer de anunciaros la inminente aparición de Los despertares, mi primer poemario, publicado por Ediciones de la Torre. Se compone de dos partes, «Soledades de la Bella Durmiente» y «Retornos del Espejo», integradas por poemas escritos entre 2008 y 2012. Los posos de una adolescencia tardía, la melancolía de un amor platónico, imposible; los primeros pasos por el mar inabarcable de la madurez. Todo reflejado, vaciado, en versos, en palabras, en sangre lírica. Escribir ha sido siempre mi propia escapatoria, por lo que mi poesía también es un trocito de mí.

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FECHAS IMPORTANTES:

-DOMINGO 1 DE JUNIO: Sale a la venta Los despertares. Estaré firmando ejemplares en la Feria del Libro de Madrid, de 12:00 a 14:30 horas, en la caseta de Ediciones de la Torre (nº 228).

-LUNES 2 DE JUNIO: A las 18:00 h., en la biblioteca Eugenio Trías -situada en la antigua Casa de Fieras del Retiro-, tendrá lugar una presentación conjunta de las obras de tres autores de Ediciones de la Torre: Ch. Abada, Maite García-Nieto y quien esto escribe. Al finalizar, estaré firmando ejemplares en la Feria del Libro, en la caseta 228.

PRESENTACIÓN OFICIAL DEL LIBRO: Aún no tiene fecha, pero será a lo largo del mes de junio. Próximamente, daré más detalles.

El incendio de Pamela Courson

De aspecto delicado –muy delgada, no llegaba al metro sesenta de estatura-, piel lechosa, espolvoreada de pecas de canela; sonrisa blanca y pura, como de niña; ojos verde azulados y una larga y lisa cabellera roja, peinada con raya en el medio, en consonancia con la moda hippie, la cual también se reflejaba en su vestuario: camisolas amplias de bordados exóticos, vestidos sueltos, pantalones vaqueros. Su delicadeza y aparente vulnerabilidad disfrazaban un carácter dominante, rebelde y autodestructivo, emocionalmente desequilibrado, rayante en la locura. Así era la que muchos críticos musicales definen como una de las figuras más enigmáticas de la década de los sesenta.

Pamela Courson en 1970
Pamela Courson en 1970

Hoy se cumplen 40 años del sórdido fallecimiento, en 1974, de Pamela Susan Courson, que hubiera podido considerarse una integrante más del funesto “Club de los 27” en caso de haber sido rockera, pues tenía 27 años en el momento de su muerte. Pero su relación con el rock –desde luego, no carente de importancia- se debe a su atormentado noviazgo con Jim Morrison, líder de The Doors. Ella es la musa que se esconde tras la mayoría de temas de la banda: la misteriosa habitante de “Love Street”, la “Reina de la carretera”, la destinataria de “Orange County Suite”, esa compleja canción que ninguno de los Doors –salvo el propio Morrison, el compositor- llegó a comprender jamás del todo.

Fue precisamente en el Condado de Orange, al sur de la californiana ciudad de Los Ángeles, donde Pamela pasó su adolescencia -había nacido en Weed en 1946-. Era hija del director de un instituto público y se constituía como un ser rebelde, casi salvaje, desde temprana edad, malhumorado y solitario, con un aire misterioso. Aunque inteligente y despierta, nunca puso demasiado interés en los estudios y, en cuanto tuvo ocasión, se marchó a los Ángeles a vivir con una amiga y estudiar Arte. Allí se inició en las drogas y estableció contacto con los rockeros del momento. Es un secreto a voces que ella fue la “chica de canela” de la famosa canción “Cinnamon Girl” de Neil Young.

A los diecinueve años, Pamela ya tenía varios amantes. Los dos más importantes, que no la abandonarían nunca, fueron el actor Tom Baker y Jean de Breteuil, aristócrata francés que se ganaba la vida como camello –él fue, de hecho, quien suministraba la droga a la muchacha-. A esa edad conoció a Jim Morrison en el London Fog, un local de segunda donde actuaban The Doors antes de alcanzar el éxito. Fue un flechazo. Él tenía 22 años y unas cuantas amantes que merodeaban a su alrededor. Pero Pamela cambió su vida. Ambos se reconocían como salvajes, independientes, inestables emocionalmente, incapaces de comprometerse con nada o con nadie. Sus caracteres resultaban tan similares que chocaban exquisitamente. Jim la definió como su alma gemela, “su pareja cósmica”. Desde que se conocieron, iniciaron una tormentosa relación interrumpida constantemente por violentas discusiones, peleas físicas e infidelidades por parte de ambos, que a veces duraban meses. Sin embargo, después de cada aventura, siempre se buscaban el uno al otro.

Jim Morrison y Pamela Courson en 1967
Jim Morrison y Pamela Courson en 1967
Pamela Courson y Jim Morrison en los años sesenta
Pamela Courson y Jim Morrison en los años sesenta

Pam a menudo se frustraba por no poder doblegar la rebeldía de Jim. En realidad, él comía de su mano, deslumbrado por la espontaneidad e inocencia salvaje de la joven a la que conoció siendo casi una niña. Le compró una boutique que ella bautizó “Themis” por la diosa griega de las leyes, y la llenó de ropajes exóticos e hiperbólicos que a menudo importaba de Marruecos. La tienda fue más un gasto que una inversión, pero a Jim jamás le preocupó el dinero, y sí tener contenta a Pam. Se inspiraba en ella para escribir sus poemas y canciones; compuso “Twentieth Century Fox” –“La moderna del siglo XX”-, en la que la definía del siguiente modo:

Bueno, ella es delgada, como está de moda,

y es impuntual, siguiendo la moda.

Nunca montaría un escándalo,

jamás rompería una cita.

Pero ella no se arrastra;

tan solo, contempla su forma de moverse.

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Es la moderna del siglo XX:

sin lágrimas, sin miedos,

sin años perdidos

y sin relojes.

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Es la reina del descaro

y es la dama que espera.

Desde que su mente abandonó la escuela,

nunca ha dudado.

No perderá el tiempo

en charlas elementales.

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Porque es la moderna del siglo XX:

tiene al mundo metido

en una caja de plástico.

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La adicción de Pam por la heroína no hacía sino aumentar, mientras Jim se sentía un impotente testigo, ahogado en su alcoholismo. Ambos eran conscientes de su propio proceso de autodestrucción y se lo reprochaban mutuamente. Parecían destinados a consumirse juntos en el incendio que brotaba de los cabellos de Pam. Ella cada vez detestaba más a los Doors, llegando a chantajear a Jim para que los abandonara amenazándole con romper con él definitivamente. Después de grabar su último álbum en 1971, L. A. Woman, Jim dejó la banda y se fue a vivir con Pamela a París, dedicado totalmente a su faceta poética. Allí pasaron unos meses de relativa calma, hasta que el 3 de julio de ese año, Morrison falleció en extrañas condiciones; oficialmente, por una sobredosis. Pamela, un médico amigo suyo y su antiguo amante, Jean de Breteuil –al que seguía viendo, y que fue quien le proporcionó la droga a Jim que supuestamente acabó con su vida- fueron los únicos que vieron el cadáver conociendo su identidad, antes de que este fuera enterrado en el cementerio parisino de Pere Lachaise.

Pamela Courson y Jim Morrison posando en Themis en 1970
Pamela Courson y Jim Morrison posando en Themis en 1970
Pamela Courson y Jim Morrison posando en Themis en 1970
Pamela Courson y Jim Morrison posando en Themis en 1970
Jim Morrison y Pamela Courson en 1970
Jim Morrison y Pamela Courson en 1970

Jim, en su testamento, dejó a Pam como heredera única, por lo que hubo quien sospechó que ella tuvo algo que ver con su muerte. Sin embargo, los tres años que le sobrevivió, Pamela cayó en una espiral de vicio, decadencia y locura. Se definía como la esposa de Jim Morrison y llegaba incluso a decir que esperaba una llamada de su marido. Su drogadicción la condujo a una sobredosis mortal en 1974. Fue enterrada a los 27 en el cementerio del Condado de Orange con el nombre de Pamela Morrison.

En vida de Jim, Pam fue quien le animó a publicar sus dos libros de poemas y, después de muerto, organizó sus cuadernos y anotaciones para que fueran editados de forma póstuma. En los libros que publicó a finales de los sesenta, en la dedicatoria de Jim podemos leer: “A Pamela Susan”. Y es que él, a pesar de lo tormentoso de la relación, la amó profunda y desgarradoramente hasta el final. En su famosa canción “L. A. Woman”, dedicada a ella, escribió lo siguiente, pensando en el color de fuego de su pelo:

Veo que tu cabello arde,

las colinas se incendian.

Si te dicen que nunca te amé,

sabrás que mienten.

Jim Morrison y Pamela Courson en 1970
Jim Morrison y Pamela Courson en 1970